martes, 8 de julio de 2014

Fábula ecológica




Pues érase que en la Era espacial, unos exploradores terrícolas se perdieron en los bosques de un lejano planeta desconocido y muy avanzado tecnológicamente. En aquel lugar hacía tanto calor que tuvieron que desprenderse de las ropas y así los encontraron y apresaron los Guardianes de los Bosques que pensando que eran una especie nueva los llevaron a los Científicos del Orden que dictaminaron que se trataba de "Raros Animales Gritones".

Los llevaron al Parque de Observación que era una especie de zoológico con varias zonas acotadas simulando las condiciones ambientales de los distintos animales que las poblaban. Estaban separadas unas de otras por densas alambradas y paneles transparentes desde donde el público que acudía a divertirse podía observar las ocurrencias y los gritos de las nuevas especies capturadas.

Los terrícolas desistieron de intentar comunicarse y terminaron acostumbrándose a aquella situación. Diariamente se les proveía de alimento, pero como no tenían nada que hacer se aburrían soberanamente. Un día uno de ellos consiguió cazar a un animalito parecido a un "Ratón Saltarín". Le hicieron una jaulita con palos y unas lianas y se pasaban todo el rato contemplando los saltos y grititos del Saltarín. No pasaron ni 24 horras (equivalentes a 18 horas de la Tierra) hasta que los Científicos del Orden fueran avisados de tan extraño comportamiento. Inmediatamente los sacaron de allí, les dieron ropa y a base de signos se comunicaron con ellos:

 "Solamente los seres dotados de inteligencia son capaces de construir jaulas para otros animales por simple diversión" - les explicaron.

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